M A L A C A T E
El hombre en constante movimiento. Siempre podemos mirar de afuera e ir definiendo una situación, el contexto, el clima, energías y caras que rodean.
Hay más de una opción al elegir definirse. Fluir esperando que algo pase o buscar el cambio.
Nuestra mente se mueve, nos mueve a imaginar queriendo alcanzar una sensación en que se repite la sonrisa interna, la risa compartida, el encuentro que trae y lleva constantemente adrenalina a nuestros días y a nuestra sangre.
En octubre va terminando todo, solo manchones blancos en el Cerro López. Algunos se sientan simplemente a descansar, están los que visitan amigos y familia y están los que viajan a lugares nuevos o conocidos. Y los que quedan, ellos buscando divertirse aprovechando lo que encuentran al explorar el terreno acuático. Dan ganas de contar un poco como se vive el verano en la capital de los lagos.
Algunos lo conocen… otros pocos lo probaron… y eso sí, ¡no cualquiera sabe hacerlo funcionar!!!!
Gracias a una donación, permanece en la ciudad este participante, casi protagonista, el Winch. Que no solo trajo el deporte a lugarcitos en donde no era posible, sino que no lo vamos a llamar deporte, trae un concepto nuevo surtido de definiciones y sensaciones.
Esta combinación puede definir fácilmente la mayoría de las tardes de la banda winchera. Eso si, además de la original, también fueron apareciendo bandas de gentes, y en rotación - para muchos la salvación de la ansiosa espera de poner una tabla en sus pies-.
“Serena a las 8” Hasta el horario pautado por un simple motivo, playa pública + guardavidas = restricciones + reglas.
La cuestión de trasladar el winch y llegar hasta allá, una pasada por caracol-skunba-, mensajitos de texto avisando a los amigos, y 19.30 ir acomodándolo a él. Un ritmo que fue tomando forma: el círculo vicioso por turnos. Uno winchea, uno corre desenroscando la cuerda por la orilla del lago hasta llegar al otro extremo, unos miran, unos fotean. Ruido de motor, manos en circulo sobre la cabeza, y arranquee!. Sonrisas, derrapadas, estelas de agua, shove its, caídas de cara, ollies, y “ahora me toca a mi!”.
Gracias a la casi fácil movilidad del winch , con el pesar de las ruedas disfuncionales, se pudieron explorar otros terrenos. Como por ejemplo el diahuapense, en el puente del ñirihuau compartiendo con Lokalani’s gente’s. Muelle del moreno, con salidas de luna en vivo y en directo. Algunas movidas por la laguna fantasma, y huecos que se encontraron por las costas.
El ritual fue variando y siempre mantuvo esa energía que aseguró la diversión para las tardes de varios. La generosa máquina para los que le buscan la vuelta a los días cuando no hay nieve, cuando no hay pase, o cuando simplemente tienen ganas de compartir alegrías entre amigos!
...o perseguir el viento como en estas ultimas fotitos MANU lo dice....que si no hay nieve, hay winch y sino hay viento.....
... y si no hay motores mas potentes que nos llevan por medio de un lago...pero simpre con esta esencia de la que nos habla MANU...y si es con una tabla bajo nuestros pies mejor aún...seguimos la linea...nuestros sueños...nuestras metas!!!!
ADELANTE TODA LA BANDA.....QUE HAY TEMA EN LA PATAGONIA!!!!!
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